11.Nov 

2016

Jugando en la cocina

Los que seguís el blog, sabéis que AmorenTokio es un blog de cocina en el que sobre todo hay recetas, pero no exclusivamente. Me apasiona cocinar pero también me gusta la fotografía, los libros, el cine, los niños, las manualidades y muchísimas otras cosas. Algunas tienen cabida en el blog y otras no, porque sí que intento que en todos los post haya un nexo común que es la comida.

Por otro lado, el blog soy yo y evoluciona conmigo de ahí que en este último tiempo sea más común que aparezcan por aquí temas relacionados con niños, o recetas más sanas o vegetarianas. Esa es la Sandra de finales de 2016, enamorada de sus dos hijos y tratando de cuidarse más porque los años ya van pesando. Total que me he enrollado y lo que quería decir es que hoy no hay receta sino un juego para los más pequeños de la casa.  

 

El juego parte de un juguete desestructurado muy completo: los Nins, monedas y anillas (son de Jugaia y podéis verlos aquí). El juguete lo forman 6 figuritas, 3 monedas y 6 anillas de 6 colores diferentes.
Muchas veces a la hora de regalar un juguete a un niño elegimos la opción que más sonidos, luces o colores estridentes tenga, y realmente lo hacemos porque creemos que es la mejor opción o por lo menos la más divertida. También, otras muchas veces decimos que los niños terminan jugando con la caja o el papel que envolvía el regalo. En la mayoría de los casos, la primera opción no suele ser la mejor, y lo de la caja, el papel o el palo tiene su explicación en que los niños tienen una capacidad innata para jugar e imaginar, que vuelcan más fácilmente en ese elemento sencillo que viene sin normas ni instrucciones.
A este tipo de juguete se le llama desestructurado porque son una cosa pero pueden ser otras muchas y permiten al niño que sea él quien marque las reglas del juego desarrollando todo su potencial.

 

Nosotros empezamos a jugar y lo primero que hice fue volcar las piezas sobre la alfombra y dejar que Martín las descubriera: fue cogiendo algunas piezas, otras las tiraba, varias se las llevó a la boca (por edad todo su aprendizaje pasa por ahí) y finalmente decidió que las que más le gustaban eran las anillas.

Cuando ya se hubo familiarizado con el juguete introduje un nuevo elemento: COMIDA. Elegí seis productos que fueron de los mismos seis colores que las figuras: arándanos (azul), plátano (amarillo), naranja (naranja), tomate (rojo), berenjena (violeta) y pimiento (verde).

A partir de aquí comienza el juego que yo proponía: a partir de los 18 meses, pero con más exactitud sobre los 24, los niños tienden a ordenar y agrupar por colores, por formas. Les fascina el orden.  La idea es que además de agrupar anillas, monedas y figuras por colores, hagan lo mismo con los ingredientes que les presentemos y así ir conociéndolos, tocándolos y familiarizándose con ellos.

 

A través de este tipo de juego, los niños aprenden muchísimos conceptos: diferenciar formas, pesos y colores, aprendiendo a asociar o discriminar según estas características.
Martín aún es pequeño para llevarlo a cabo pero lo volveremos a probar dentro de un tiempo e incluso probaremos otros juegos derivados de este.
Lo mejor fue que pasamos una mañana juntos jugando a un juego diferente y tuvimos una primera toma de contacto muy divertida. Evidentemente, al final pasó lo que tenía que pasar y terminamos el juego comiéndonoslo.

 

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